9 de junio de 2014

Declaración de intenciones.

Quiero bailar contigo en tu salón
con la Libertad y la Luna
enredándose entre nuestro pies.
Quiero hacerte el desayuno cuando tengas un mal día.
Quiero besarte la espalda antes de irme a trabajar.
Quiero mirarte
y que me pilles desprevenida
sonriendo.
Quiero ver tus ojos llenos de legañas.
Quiero que nos grabemos haciendo poesía
y el amor.
Quiero cantar contigo
la canción más bonita del mundo.
Quiero recitarte el poema que más me duele
y romperme contigo
si sé que me vas a agarrar la mano
y los miedos.
Quiero que no deje nunca de sonar esa canción en mi cabeza.
Quiero ducharme contigo,
convertirnos juntos en agua.
Quiero oír las vidas de tus vecinos un domingo por la mañana.
Quiero que me dejes la puerta abierta si hace frío.
Quiero que tus manos no se acostumbren a mi cuerpo.
Quiero que descubras el mapa del tesoro,
lo que hay debajo de mi mirada.
Quiero poder dejar mis libélulas en el armario de tu despensa
sabiendo que no vas a comértelas.
Quiero que nuestras tazas se encuentren.
Quiero hacerte mil dibujos mientras duermes.
Quiero acariciarte las heridas,
la sonrisa
y las pestañas.
Quiero comprarte chuches
y enseñarte a hacer barquitos de papel.
Quiero naufragar contigo
y sobre mí.
Quiero curarte
y ponerte cachondo cuando me recojas de la universidad
vestida de enfermera.
Quiero emborracharme
y beberme las ganas de ti cuando te vea.
Quiero que dejemos de jugar a estar enamorados
y que nos hagamos el amor.
Quiero que no dejes nunca de recitarme mis heridas,
porque las haces más reales
y distantes
y distintas
y asequibles
y bonitas.
Quiero ser una declaración de intenciones no unánime
para que nos construyamos un puente nuevo cada día.
Quiero construirnos los silencios.
Quiero que seas arisco cuando tengas ganas
y aprender a respetarlo.
Quiero que te aprendas mis humores
y respetes mis tiempos.
Quiero que llegues del trabajo y tengas ganas de verme.
Quiero,
a fin de cuentas,
todo lo que aquí no está escrito:
tu sonrisa.

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