28 de septiembre de 2013


Siempre nos quedó algo pendiente: tú
Salvarme de ti en otros labios.
Salvarme de ti en botellas de cerveza.
Salvarme de ti, contigo. Entre mis sábanas.
Salvarme de ti.
Yo no quiero salvarme de ti.
Ni salvarme contigo.
No quiero tener que salvarme.
Y eso es algo muy serio.

Flores muertas.

El otoño llega siempre con lluvia, para barrer la primavera de tus ojos
y las cervezas del verano.
El otoño llega siempre borrando(me) el horizonte
barriendo(me)  las aceras de tu cuerpo.
El otoño viene descolgando todas las horas de sonrisas, viene
mojando adoquines, inundando
las juntas de nuestras arrugas, creando
mares entre nosotros.
El otoño amanece un día en mi ventana
y te echa. De golpe.
Te arranca de mi árbol, como si fueses una hoja seca
antes viva, antes verde,
en una primavera de la que sólo queda...
nada.








El otoño llega,
como todos los años,
entre lluvia
y hojas rotas.






Somos una maldita agridulzura. Siempre bien. Siempre mal. Siempre medias tintas entre tú y yo. Siempre a medios mares. Nunca bien. Nunca mal. Siempre y nunca. Eso somos nosotros dos: los opuestos de la agridulzura.

24 de septiembre de 2013

- Veo que has tenido un desengaño.
- ¡Eh, no te las des de lista!. Ni si quiera me conoces.
- A ti no, pero a los desengaños sí. Y esos tienen siempre la misma cara.
- ¿Y qué pretendes?, ¿qué quieres?
- Calmarte con caricias.
- Tú no puedes curarme. Tengo que curarme yo solo.
- Sí, eres tú el que tiene que curarte. Yo solo he venido a calmar tus heridas. ¿Me dejas?

¿tientes tinta?

colocaré mis cuadros en tu pared y mis besos en tu piel.
llegaré tarde, siempre a tiempo.
me acercaré sin que te des cuenta.
te daré todo lo que nadie te dio antes:
mi cariño.
te prometeré todo lo que nadie te prometió:
nada.
así que, ven.
ven y escribe una historia en mis lunares
y deja que la tinta no se acabe, que las hojas sean grandes y las tapas se ablanden.
colocaré las palmas de las manos para recogerte si le lloras a la vida un par de versos grises.
no me remes, acaríciame.
sálvate tú solo, es decir, conmigo.
escribe.
escríbenos.
haznos infinitos.

13 de septiembre de 2013

Dunas de sal.

Cosas que se intentan y no salen. Cosas que se intentan, y salen. Cosas que no se intentan y no salen. Cosas que no se intentan y salem. Cosas que pasan. Cosas que se quedan. Cosas que se vienen contigo. Cosas con sus gentes, gentes sin cosas. Cosas absurdas y reales, o cosas sin más.
Cosas, hay muchas.                                                                                                    Guerras, demasiadas.
Sonrisas sólo una:
la tuya.

7 de septiembre de 2013

Es como cuando "decíamos que recorreríamos el mundo en carretera". Como "todos los besos que nunca me has dado". Es como "vámonos a un lugar muy nuestro". Es como "los amantes de Teruel: tonta ella, tonto él". Lo nuestro es como aquello, como aquella otra historia. Es como tantas otras historias.
Sólo hay una diferencia: es nuestra, y tú me traes queso.

4 de septiembre de 2013

Virfectos

¿Acaso no te gusto?, ¿no te gusto como persona?, ¿no te gusto como mujer?
No te estoy preguntando si soy tu mujer ideal, sino si te gusto o no.
Tú me gustas y no eres precisamente mi hombre ideal, ¿sabes? Es más, seguramente seas lo más alejado a mi ideal de hombre que he conocido. Para empezar, eres bajito. ¡Sí, no me mires así, eres bajito para ser hombre! ¡admítelo, ya! Tampoco eres muy bajo, pero eres un poco bajo. De la misma altura que yo, y yo soy una chica más o menos alta. Así que tú eres bajito.
Además, eres delgaucho y estás hecho un tirillas... ¡y tienes pelo en el pecho!
Encima eres blancucio de piel ¡y con el pelo liso! Vamos, todo un desastre como hombre ideal.
Eres un maldito escéptico y cambias de opinión según el aire que te dé. Eres moderadamente extremo, te gustan las ciudades grandes como la mierda contaminada esa de Nueva York y no compartes mi amor irracional por los pueblos. Cuando te aislas en ti mismo eres insoportable, exactamente igual que cuando estudias, y "te cansas socialmente". Y para sacarte un abrazo... ¡dios, todo un mundo necesitaría!. Cuando te enfadas eres un maldito orgulloso, y joder, fumas como un maldito camionero (cosa que odio desde que conozco a mi madre).
Pero eres tú. Y eso vale más que todos tus defectos.