4 de octubre de 2014

Otoño

El otoño se atraganta
en mi voz
y no, ya no.
Dejaré
caer
mis
hojas.
Que vuelen, libres
como los pájaros que emigran
y que el frío no las alcance.

Convertiré mi cuerpo en el tronco
que sostenga las ramas del invierno
Y habitarán en mi pecho todas las ardillas
Y olerán mis ojos
a castañas asadas
Y mi boca escupirá escarcha
cuando llueva.
Pero no,
no habrá hojas,
estarán volando libres,
en algún lugar cálido.

Y cuando el frío pase
y mis raíces lleguen hasta el centro de la tierra
saldrán por mi pelo las orquídeas de tus manos.

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