4 de marzo de 2012

Lo que nos espera.

Te espero y te esperaré siempre, aunque no sé ni tu nombre ni cómo se dibujan las facciones de tu cara. Te espero porque sé que vendrás, y que traerás contigo todo aquello que llevo buscando tanto tiempo y que nadie ha sido capaz de darme. Desconozco cuando querrás presentarte, el momento exacto en el que el aire que te rodea invada el mío y ambos compartamos el mismo oxígeno. No sé cuando te cruzarás en mi camino ni si la vida nos separará una o mil veces. Ignoro si te buscaré o serás tú quien me encuentre, o si los dos nos conoceremos en un punto intermedio de la distancia que separa tu puerta de la mía. Sobre ti aun no sé nada, pero te aseguro que puedo pasarme la mitad de mi vida sentada en un banco del parque, sin moverme, bajo la lluvia torrencial, sólo por haber tenido el presentimiento de que será allí donde te vea por primera vez. Miro a mi espalda y atisbo las huellas, frescas en el barro, del pasado que dejé trás de mí. A veces parecen pocas, pero en ocasiones se tornan incontables. Más no me importa porque aquello no puedo cambiarlo, pero lo que me espera sólo yo puedo trazarlo, y lo haré como siempre he deseado. No sé cómo vas a reconocerme: puedes buscarme entre esa gran mayoría de personas que se encorvan hacia delante porque el peso que cargan a sus espaldas a veces se hace demasiado duro. No sé cómo vas a adivinarme, pero sé que lo harás. Puede que un día me choque contigo al doblar una esquina, o que me cedas tu paraguas una tarde de tormenta. Quizá mi coche se quede sin gasolina en el momento exacto en que tú pases por esa carretera. Caben tantas hipótesis que sería imposible presentar una como la correcta.
Yo sólo sé que llegarás y todas las heridas que se vislumbran en mi piel, y también aquellas otras que se esconden en mi alma, sanarán al instante y no quedará cicatriz alguna que dé testimonio de que alguna vez han estado ahí. Ya imagino cómo eres, cuál es tu filosofía y por qué principios te guías.
No te preocupes si tú tambien traes harapos por camisa, porque aprendí a andar en senderos repletos de agujas, y preferí conocer el arte de manejarlas antes que caminar pinchándome a cada paso.
No me da miedo que tardes, porque una vez que estés aquí el dolor se marchará lejos y las lagrimas correrán hacia el mar para perderse en las profundidades. Esperaré todo el tiempo que sea necesario, de pie, sin rendirme, porque la rendición es el camino mas fácil y yo siempre he sido difícil. Puede que tenga que superar mil huracanes más, o que el cielo esté en calma a cada momento. Puede que sienta las gotas de agua resbalar por mi espalda, pero si estás a mi lado recogeremos la lluvia para regar las flores de nuestro jardin. Ahora veo el cielo, las nubes blancas que pasan lentamente; y siento el calor de la tierra y el tacto de la luz del sol sobre mis brazos. Y las calles se abren en mí y los coches las inundan con sus luces de atrás verde esperanza.
Y ahora no hay quién me frene porque me siento capaz de todo, simplemente por imaginarte ahi fuera, esperándome.
Y súbitamente los vientos cesan y las ortigas se marchitan, y nuestra vereda se cubre de amapolas.
¿No es increible que sienta todo esto por saber que te encontrare?
No importa si eres el primero o si atrás quedan unos cuantos que no merecieron la pena, que no supieron valorar todo lo que se esconde bajo mi mirada ni apreciar la sonrisa que sale de mis labios.
Vibra el cielo y las paredes de este dormitorio vuelven a percibir un estiramiento en mis labios, que se pliegan hacia arriba sin que yo pueda evitarlo. Sabía que la risa era algo que no se olvida, aunque lleve tiempo sin utilizarla.
Cuando empezemos a tejer el futuro que nos espera en el telar de nuestras vidas, basándose en el boceto de los sueños que guardamos en el corazón, no hará falta que intente recordar tantas cosas porque jamas las olvidaremos. Asi que aquí te espero hasta que te encuentre, o me encuentres, o nos encontremos. Lo que nos espera

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