20 de marzo de 2015

Los restos de la noche

Hay cientos de ojos
anudando los pasos
esperando a la caída,
juzgando el tropiezo.

Me miran las cuerdas,
en el fracaso espectante desde la boca de mis padres
yo    siempre he sido buena y títere.

Se violenta la noche,
ato dos yunques a mis piernas
no puedo andar
sólo tengo que abrir los ojos
y ya están abiertos

Aplaudo tu inmovilidad.

Se yergue sombra el cuerpo en otros pies.
Feroces los recuerdos se adelantan a la muerte
y en sus restos vivo el día.

Ordena despacio el nido,
los balances rotos de
                      dos azucarillos, por favor,
                                                      mas sin embargo
                                                         no      me     escuchas.
Arruga tu diálogo en mi frente
me ahogas

la cabeza.

Miro el guión y no hay pautas para gritar la rabia
Enmudece la respiración en la huída.

Con tiento construye en la palabra
la rata y la roca
con la que has de cortarte los pies
siendo acantilado de astillas
lejos
ya

de aquí.

Sé que me estás llevando a una trampa,
y me gusta.
Tengo miedo
y me gusta.
Descubro la risa en mi voz,
ahora ya, sola,
me han encontrado.

Anticipas mi destino y no escapo
el dolor te lo llevas tú.

Aplaudo tu muerte.

Y después nada
¿No lo ves?
Ya
nada.

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