29 de noviembre de 2013

La vida es una gran puta
que te mira de pie
y en bragas
esperando a que le pagues
los servicios.
Y mientras cuentas los billetes
desde la cama, desnudo
ella te mira con sorna, impaciencia y alevosía
y tú la miras
y te das cuenta que no puedes dejar de quererla
por muchas veces que te muerda.
Dos ventiscas juntas
a veces, raras veces, 
pueden ser la salvación
de lo previsto.
Como en el cole cuando
menos por menos
era igual a más
(pero sólo si estabas muy atento
o si algún paréntesis anterior,
capullo, 
no volvía a convertírtelo en menos).
Y sólo entonces,
con la puta vida en tu habitación
y las ventanas abiertas de par en par
entra un viento helado que me envuelve
"como si del abrazo más invisible del mundo se tratase"
que me permite volver a creer en la magia.


1 comentario:

  1. Sucede que a veces se me acaban los billetes.
    Sucede que me canso de quererla y que me muerda y quererla más, creyendo, como siempre, que no volverá a morderme.
    Sucede que ya no sé calcular ecuaciones que no lleven sólo números.
    Sucede, como dijo un poeta, que me canso de ser hombre.
    Pero también sucede que sabes poner en palabras lo que siento, y así hasta la sección de sucesos del periódico se sobrevive mejor

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