5 de junio de 2012

.Ábaco.

Escribir unos versos
sentada en la mesa de un bar.
Acariciar la vida
sentada en la mesa de un bar
Mirarte, reir,
pensar en el tiempo.
Y de pronto escribir unos versos y ver la vida
pasar entre cervezas y comida, entre risas
y silencio, entre miradas y caricias.
Caricias de las que no tocan. Caricias
de las que acarician. De las que permiten
el con-tacto con tacto.
Y de pronto debería escribir una palabra sobre una mirada. Y de pronto... no consigo escribirla porque no ocurre. Tal vez a alguien se le acabó la luz. Tal vez se fundió una bombilla, o un fusible. Tal vez me pongo mis zapatillas y se vierten recuerdos al suelo como el cristal.
Tal vez ocurran muchas cosas.
Olor fuerte a queso, a cebolla, a sentimiento.
Gafas, gorra, pelo. Una sonrisa. Unas
gracias. Un "buen fin de semana", una
pareja, un teléfono. Un mordisco. Una
sombra, un miedo, un hombre gordo.
Uno gordo como mi abuelo. Uno delgado
como mi abuelo. Un cerdo. Rojo y verde.
Corre. Corre la vida. Corre ese niño. Corre
el tiempo. Corre mi mano. Corre mi boli.
Corre.
Saluda. Corre. Ríe. Despierta la ciudad.
Despierta la mañana.
Se duerma mi colchón.
Tal vez vino alguien a decirme
que el mar se vierte
lleno de espuma
sobre mi tejado.
Quién sabe. Pues, tal vez un día
aparezca el acorde necesario
para despertar en mí esa dichosa música de jazz.
Y como todos ya sabemos
después del jazz viene el tango.
Y después del swing viene el concierto.
Y después del cuento viene el fin.
Como en un cuadro de VanGogh,
o tal vez de Picasso,
quién sabe si de Vermer,
me encontré un objeto del arte.
Un pincel, tal vez un lápiz,
(o una pluma, que es más sofisticado)
Y una mancha de grasa en el dintel.
Un caballero, con armadura y corcel,
una princesa que no estaba dormida, y
un sueño escrito en un papel.
El pasear lento, la virtud descolocada
en un cajón de la buhardilla.
El sujetador cuelga del pomo,
yo escribo lo que pienso,
o pienso lo que escribo.
Quizá ninguna de las dos.
O tal vez, los errores se encuentren bajo la
piel.
Es posible que estos versos sean objeto de
rencor. O tal vez sean mentira.
Aquí, cada uno con sus versos, y sus culpas y sus mentiras.
Yo, allá con las mías


[Septiembre, 2011]

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