7 de enero de 2014

De orquídeas y libélulas.

Podría besarte, si me dejas, hasta la voz.
Podría acampar en tu espalda y en tus ojos.
Podría hacerte reír a carcajadas.
O podría cantarte toda la noche
(si con eso sigues aquí al lado).
Pero si me llamas orquídea sin que te haya dicho que es mi flor favorita...
podría darte los buenos días el resto de mi vida.

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