2 de noviembre de 2012

Agridulce.

Escúchame bien porque sólo lo digo una vez.
Me quema el alma, las lágrimas escuecen, y hoy los ojos arden.
La distancia ahoga. ME ahoga(s)
Nos miro cada día. Y cada día diferente nos encuentro. A veces ni nos encuentro. Sólo lejos nos intuyo. Tengo las manos llenas. Llenas de amor y rabia, lágrimas y miedo.
Rabia de no tenerte cerca, de olvidarte. Rabia de miedo. Miedo de rabia. Quiero que seas tú y no otro. Quiero odiarte y quiero olvidarte. Quiero decirte todo lo que siento. Quiero destilarme para ti, que no huyas. Quisiera que no hubieses aparecido en mi vida. No quiero hacerte daño. No quiero enamorarme de otro. Quiero hacerlo de ti. Quiero hacerlo contigo. Quiero besarte y saberte, con las mismas letras, sin ningún artificio más que nosotros como variables suficientes e indispensables de este circo.
Quiero volar a tu lado, que vueles conmigo. Llorarte mil versos una vez al día como poco. Y tengo miedo de no poder hacer todo eso. Tengo miedo de enamorarme de otro. De que te enamores de mí. De enamorarme de tí. De que te enamores de otra.Y ahora, ahora que tú avanzas yo retrocedo. Retrocedo con miedo.
Retrocedo para desaparecer. Desaparecer para siempre y para todos. Pero no puedo hacerte daño. No quiero hacerte daño. Eres mi sonrisa, mi mañana y mi bálsamo.
¿Por qué has aparecido? Has desequilibrado todo mi mundo. Y te has marchado, pero como quien se marcha de mentira (para volver). Pero nunca sé cuándo volverás. E intermitente me haces daño.
Frágil de daño me desvanezco para morir en tí, en tu regazo. Sólo tienes que cogerme, al vuelo. Y cuando lo haces, y apareces para decirme "cacahuete" me sumerjo en el infierno. En el más dulce y temible infierno. Apareces como si nunca te hubieses ido (porque es cierto, nunca te has ido). Y todo es rosa y amarillo. El dolor, el miedo y la rabia no existen. Sólo me dejas el amor. Me dejas un amor sempriterno, con sueños tan etéreos que se deshacen reales. Eres mi realidad. Y sonrío cuando estás, cuando me abrazas, cuando me tienes y me besas y me sabes tuya.
Agridulzura, eso es lo que somos. Pero no sé hasta dónde me gusta esa agridulzura.

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