27 de julio de 2012

Ideas.

Comienzas a desvanecerte. Te apagas. Sin saber cómo, ni cuándo, ni por qué, dejas de bailar. Te levantas una mañana y ya no cantas al día que despierta contigo. Vas a trabajar subido al tren del sinsentido. Miras tu ipad o tu iloquesea. Te encierras. No te paras a mirar el maravilloso mundo que te espera más arriba: justo por encima de tu ombligo, a la altura de los ojos. A la altura de los otros.
Pasan los días. Desapareces poco a poco. Ya no crees, ni si quiera oteas. Sólo pasas. Pasas por la vida sin darte cuenta de que existe. Pasas por la vida sin mirar a esa chica de 21 años que se sienta delante de tí y mueve la boca cantando una canción que resuena en sus oídos. No te fijas en ese chico que parece que va a desgañitarse al dormir de esa manera. ¿Y qué me dices de la dulce abuelita que se sienta dos filas más a tu derecha? ¿Qué me dices de su bolso, de su ropa de colores tan mal combinada y su maquillaje excesivo? ¿Qué me dices del orgullo con que lo lleva?, ¿de lo guapa que piensa, cree y sabe que está?
Dime, ¿dónde te has dejado los ojos?
Despiertas al primer toque de diana de un despertador estridente y ruidoso. Te lavas, te vistes y te sirves tu café. Coges el maletín y tu reloj... pero ¿y tu corazón? En serio, ¿dónde lo has dejado?
No sé si lo perdiste o ni si quiera llegaste a sacarlo a la calle. Si lo perdiste, búscalo. Si no lo sacaste, adelante. Atrévete. Rescátalo, quítale las telarañas, póntelo y sácalo a la calle. Sal con él.
Sé que te estarás preguntando qué pasa si lo pierdes. Pero no tengas miedo. No huyas, no evites sentir.
Una vez, mi cardiólogo me dijo "existen ciertas cuerdas que atan el corazón a los pulmones, los riñones, el cerebro, el estómago, y el hígado. Justo a todos los sitios necesarios para vivir. Si esas cuerdas se rompen, mueres. Así de fácil, y así de duro. Mueres. No te queda nada con lo que vivir. Así que no tengas miedo. En los momentos más difíciles, cuando pensamos que todo se ha acabado, que nunca saldremos adelante, debes fijarte bien, y comprobar si esas cuerdas siguen ahí. Suelen seguir, se rompen sólo al final. Por eso debes estar tranquila, todo lo demás son rasguños. Y esos hilos, la convicción en tus ideas, lo claras que las tengas"

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