4 de abril de 2012

El vigía

(...)

Justo ahí donde empieza la escalera,
una escalera natural
de piedra, justo ahí es donde paro,
y me vuelvo otra vez.

Y aquí yo, y tú también,
ya nosotros.
                                            Con miedo incluso, incluso
incertidumbre, en triple dirección.
Con la mano temblando al escribir
esta venérea milicia, noble
título, y mucho más real; pues sabemos
que no nos pertenece casi nada,
que todo es suyo y nuestro,
y que yo no soy nadie.

(...)

                                                              ¿Preguntas
indefinidamente sin respuesta?

Daré la voz de alarma
ante cualquier extraño movimiento.
Tengo explícitas órdenes
de tirar a matar.

Juan Carlos Abril

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