ya no valen las distancias,
y juegan al pilla pilla como dos amantes a escondidas,
(divorciados en la prensa)
entrando a huracanes por las ventanas de mi cuarto
para instalarse en las paredes, en la ropa,
en la almohada...
Entre el tiempo y el desamor
ya no existen las lujurias,
y se quedan quietos, besándose con prisa en las mejillas
amándose con versos en la boca.
Entre el tiempo y el desamor
sólo aguardo yo,
esperando,
como boba,
a los siguientes ojos insensatos.
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