El futuro en todas su formas posibles,
como algo lejano, como algo cercano,
como señor, como niño,
como carta,
como pensión e hipoteca,
como carrera, como dinero, como trabajo,
como "mañana",
como tiempo verbal.
Me aburren los "querría", los "si pudiese".
Me aburre su color gris incierto,
su siempre "traje y corbata",
sus amaneceres precipitados,
sus atardeceres atropellados.
Me aburre que se alíe con el tiempo
(y sus secuaces: los relojes)
en una conspiración fascista,
en una dictadura donde "el que no corre, vuela".
Me aburre tan sobremanera todo lo que tiene que ver con el futuro que hoy he decidido ir andando al ritmo que marquen mis ganas, mi corazón y mi música: con tiempo y sin destino fijo, sin un futuro planeado.
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