Podría cantarte
una y mil veces
todo lo que te quiero
hasta convencerte
de que el amor no es un reto.
Podría cantarte
una y mil veces
todo lo que te quiero
hasta batirme en duelo con tu cuerpo
sobre el mío.
Pero los retos no me achantan
y los duelos me disponen
a besarte las amarras
de este puerto en el que anclas.
Así que voy a contarte uno y mil cuentos
para dormir esta noche
entre tus sueños
y que al despertar me veas una y mil veces más
antes de huir hacia otros puertos.
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