A veces no hay mucho que decir
porque todo quedó dicho
(con dos gritos y una lágrima).
Porque sobran las palabras
cuando no hay nada que decir
(si acaso la luna tenga algo que brillar)
-Si yo no lo sé,
pregúnteselo a ella-.
Y es que, a veces,
(hacen) faltan las palabras
para decir lo que se siente.
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