Septiembre se escribe con mayúscula y se pronuncia con tu nombre.
Tienes la voz grave, bebes nestea, y fumas mucho. No te gustan las cosquillas (esas suaves que a mí me encantan), pero sí el café. De alcohol: gintonic. Tienes miedo a los payasos, y no aguantas las chicharras. Comes rápido y andas rápido, pero (me) quieres despacio.
Tienes las manos pequeñas, y si no llevas gafas no me sostienes la mirada, ni me miras a los ojos cuando hablas. Duermes mucho y te gusta la combinación del verde y el azul. También te gustan los gorriones y sus saltos.
A veces ignoras lo que digo y me cortas las palabras sin quererlo. Pero como yo hago lo mismo, acabamos hablando de los higos de pascua en menos de tres minutos.
Te preocupas por mí, y de vez en cuando me vacilas (y te odio tanto cuando lo haces, que me entran ganas de besarte, lenta y dulcemente).
Sólo por las noches me robas la comisura de los labios (aunque hoy has hecho una excepción).
Cuando piensas en silencio, abstrayéndote de la realidad, haces una extraña mueca que me encanta. También de vez en cuando me regalas un detalle.
Me asombro y sonrío cuando descubro lo mucho que tenemos en común, pero me fascina descubrir todo lo que no. Me hace gracia cuando me quitas las palabras de la cabeza... "soy la voz de tus pensamientos"... y el corazón de mis palabras.
Te pones nervioso si te rozo las manos... pero te encanta. Te gusta la comida china, el queso, y todo lo que no debería gustarte, no te disgusta. Sonríes cuando bajo por las escaleras, y me propinas un "guapa" de buenos días. Y aunque pareces de hielo, te derrites lentamente si te regalo un beso de vez en cuando, agarrándome por la cinura.
Y me llamas pequeña.
Me devuelves al mundo cuando me alejo de él, sólo preguntándome: ¿qué piensas pequeña?
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