Si me abrazas el frío se va,
al menos de la nariz
que la pego a tu hombro,
escondida en tu cuello.
Y así al menos el frío se esfuma
y sé-
fuma un cigarro en tu boca si me hablas.
Así que cállate y comparte,
porque sólo hay uno en tus labios
y los míos arden de frío
cansados de esperar en las rodillas de tu ausencia
malcriada como una niña chica
a la que le salvan las flores congeladas.
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