6 de enero de 2013

Así, también.

Metiendo la pata.
Hasta el fondo.
Hasta lo más hondo del barreño,
casi casi haciendo un agujero.
Así también. Así también te quiero.
Y estoy aprendiendo a quererte
también esas zonas.
A besarte las heridas.
A besarte las heridas
con labios de mercromina
aguantando tus patadas,
como si mi corazón y mi cuerpo
sólo fuese alcohol
del hiriente y del que escuece
en tus rasguños.
También así.
Porque escúchame bien,
capullo,
he vuelto a empezar otro cuaderno
y esta vez no.
Esta vez me niego a dejarlo
a medias.

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