Ella me ama con sus gestos,
sus caricias, sus poemas.
Ella me ama con sus letras y su lápiz,
con su voz y sus retales.
Ella, que me ama con ternura y torpeza;
ella, que me ama con paciencia y cristales.
Con tiempo.
Ella que me ama con sus sueños y su lectura,
Ella que me ama siempre,
sólo a veces.
Y yo...
y yo no puedo más que amarla.
Amarla a todas horas.
Cuando me ama
y cuando no.
¿Qué sería de mí si no amase de ella lo que ella ama de mí?
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