Cuando estás tan cerca del tiempo, del
sabor (,) de los besos. Cuando estás tan cerca del color de tu mirada, del olor
(,) de tus manos. Cuando te han dicho que puede ser y al final no es, sólo te
queda intentarlo de nuevo. Así que, en la oscuridad de mi habitación, tumbada
en la cama, diseño un plan de ataque para conquistar tu mundo.
Numerosos ejércitos provistos de las
armas más destructivas se adentrarán en las cuevas más oscuras del monte de tu
cuerpo. Estudiarán los recodos y caminos. Se enfrentarán a todos los monstruos
que aparezcan.
Escalarán montañas, saltarán ríos. Día
tras días, noche tras noche. Lucharán.
Trazaré un mapa señalando el tesoro con
una X. Armaré de valor y prudencia a mis soldados. Con sus verbos y mis
caricias, desde tu frente hasta los dedos de los pies. Con mi impaciencia y mis
silencios desde tu hombro izquierdo a tu corazón. Con mis virtudes y mis
defectos, desde tu corazón a tu hombro derecho. Tu cuerpo desnudo y vestido,
con miedos y cepos. Con bombas y abrazos. Con todo lo que tengo y mis mejores
cartas para hacerte trampas. Con todo lo que me ocultas, y con todo lo que me
dejas ver. Con icebergs y paciencia. Con todo y con nada, con mis sueños y tus
nubes de humo.
Construiré mi fuerte con sacos, allá
donde araste un hueco para mi cabeza, sacaré las rosas y los versos, y a
disparar.
Y si son derrotados, con honor se
levantarán y sanarán sus heridas para luchar de nuevo.
Eres mi destino a conquistar.
Siempre creíste que tenía un plan malvado
contra ti. Ahora que ya lo sabes, ya puedes huir…
Tal vez quieras quedarte (y todo)
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